Eso es lo que último que se le escuchó decir al amigo Pulido, antes de manotear a una de las jubiladas del salón donde se realizó la fiesta. Las cámaras indiscretas captaron el momento en que ambos se dejan llevar por la pasión y parten raudos hacia los reservados. Minutos después arribó de urgencia una ambulancia del SAME; entre el tumulto que se formó alrededor del cuerpo desparramado en el sillón, pudimos distinguir las facciones azules de Pulido; según nos confirmó el facultativo que lo atendió, sufrió un principio de asfixia producto del vacío que se formó bajo la fuerte presión de los labios de la octogenaria, que se habría sacado el comedor para no morderle los labios. Indagando un poco más entre los abuelos que oficiaban de "controlers", pudimos averiguar que la señora sería la madre del famoso Piturro. Ampliaremos.
El amigo Pulido no le hace asco ni al papagayo que la señora lleva en la mano...
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