Viendo que últimamente los niños les preguntan a sus padres: ¿quién es ese gordo pintado de verde? en lugar de correr a abrazarlo y confundirlo con Shrek, el Ogro ha decidido darle un giro a su carrera artística y volcarse al negocio de la espiritualidad. Con esto de la new age, las terapias alternativas, los ovnis del Uritorco y tantas otras “nuevas salidas laborales”, cree haber encontrado un filón que le redundará en pingües ganancias: la estatua viviente de Buda. Solo dos cosas lo preocupan: qué hacer con los 200 litros de pintura verde que todavía le quedan y como lograr despertar y volver a dominar a su “pototo” después de pasar varias horas en posición de loto. Mientras tanto, a comenzado un severo régimen de comidas que lo llevará a un estado esférico capaz de confundirlo con la divinidad. Fuerza campeón!
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